No podíamos creernos que era el último día en Madagascar, todos estábamos tristes, Lía cuando nos íbamos a montar en el avión se alteró y se salió del avión. Javi y yo fuimos a buscarla, cuando la cogimos la subimos al avión y pusimos el cinturón para que no se escapara.
Durante el viaje sentimos un poco de pena mientras hablábamos de todo lo que habíamos y se acababa, (Lía se puso a llorar) fue un viaje muy largo y inolvidable .
Cuando llegamos al aeropuerto de Adolfo Suárez nos paramos en una bocateria y pedimos un buen bocata de jamón con tomate (como a mí me gusta). Cogimos un bus la estación de tren para volver a Palencia. Ya en el tren volvimos a recordar la pena que sentimos en el avión. Nos encontramos a un amigo y le contamos toda nuestra aventura en Madagascar. Por fin llegamos y fuimos corriendo a dar un abrazo a nuestros familiares. ADIÓS MADAGASCAR.
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